CIERRE DE MINAS: RESPONSABILIDAD EMPRESARIAL MÁS ALLÁ DEL NEGOCIO.

Las empresas mineras tienen la responsabilidad no solo de extraer recursos de manera eficiente, sino también de garantizar un cierre de mina responsable que contemple los impactos ambientales, sociales y económicos que su actividad genera. El cierre planificado y sostenible no es solo una obligación legal, sino una práctica estratégica que protege la reputación corporativa, mitiga riesgos financieros y fortalece la licencia social para operar en futuros proyectos.



Desde el punto de vista técnico, un plan de cierre debe incluir la rehabilitación del ecosistema, el tratamiento de pasivos ambientales y el monitoreo post-cierre, en línea con estándares internacionales como el ICMM (2019) y la ISO 14001. Sin embargo, muchas empresas fallan en asumir una responsabilidad integral al no incorporar activamente a las comunidades en el proceso, lo que genera conflictos sociales y pérdida de legitimidad, como se evidenció en el caso de la mina San Antonio en Puno (González & Tapia, 2020).


La inversión en un cierre responsable debe considerarse parte del ciclo económico del negocio minero. La previsión de fondos, la innovación en tecnologías de remediación, y la creación de estrategias de transición económica para la población local no solo evitan sanciones legales o daños reputacionales, sino que también representan un modelo de negocio sostenible a largo plazo. En este sentido, una empresa que cierra bien una mina no pierde, gana: gana confianza, continuidad y legitimidad en un contexto cada vez más exigente ambiental y socialmente.





https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/46532/S2000767_es.pdf 


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